Mapa de la Cosa
1
Las ideas y los hechos nos tomaron por sorpresa
siguiendo los mapas de navegación antiguos.
Juan de la Cosa trazó las rutas de marineros
al finisterre, mundo plano donde no existía
el barro de mi casa ni la historia de mis ojos.
No éramos, Juan.
Cosa es mercancía y manos que esmaltan el signo
+ con cambio y usufructo.
Había que seguir un plano, depositar en arras las ideas
para moldear la materia en un horno de vidrio.
Los navegantes y la reina confiaban en de la Cosa.
La precisión de sus mapas no llevaba a casa
sino a los oscuros rincones de la selva más caliente,
tierra de veneno que infecta las lenguas
y oro sembrado en surcos carniceros.
La cátedra recitaba lo sobrante y en la yerba
que pinchaba por la mala faena de los jardineros,
jugábamos con atravesar el país en jaque
saltando sobre una rayuela.
La lectura no dice,
dos cartas de marear de las Indias.
Actuábamos recitando actos de no habla, de muchas hablas
marcando el acento en los verbos de la patria
asediada por piratas de río.
2
De tanto soñarla entre muchos, la pesadilla se hizo carne
corriendo entre los jóvenes, ampay.
Las cerbatanas soplaban a sus espaldas. El coro de los yelmos
anunciaba venganza, prontamente cumplida.
Bañados en bateas, dos, tres, por turno
para llegar casi limpios a la ejecución de nuestros propios juegos acrobáticos
tras los carros de Troya. No pensamos con puntos ni coma
sólo palabras servidas en una tabla.
3
La guerra es el arte de la paz prometida,
El fervor hecho rabia, hervido con rencores.
45, 000 maravedíes al año recibió la viuda
pero nada se supo del hijo
ni de la llaga en el ojo de la hembra
sentada como sirena
en la orilla de Tierra-Firme.
4
El ciego con monedas y el vidente sin pasiones
armaron la pieza de incierto final.
El futuro diferente en el amor fúnebre.
¿Quiénes perdieron las llaves en el incendio?
¿Alguien encuestó las puertas altoandinas antes de disparar?
¿Dónde olvidaron las aldeas? ¿Dónde sembraron el árbol y dónde
crecieron las uñas, el pelo, las pelotas?
5
«Juan de la Cosa lo fizo en el puerto de Santa María en el año de 1500».
Dibujé una silueta del Perú en el reverso del mapa.
Lima, calor de 1989.
La cuerpo
1
Han cortado el césped del jardín
y se ha ido el cuerpo a nadar.
Crece la mirada de quien mece
una pradera entre las manos:
la cuerpo avanza
y aroma la puerta
avanza y aroma los brazos
las piernas bajo el cielo
que huellan la especie
y mira y
ciernen las tallas las venas
de quien pisa y no se anima
sobre el agua y la piel de lagartija.
2
Los labios de barro y la garúa en flor
exhalan de mañana el temido ardor.
3
Las manos desiguales son fuente de olas,
madrugada de una cama
sin vista ni descanso, amanecida.
En ella retoza la mujer
atraída por el frío de los muros
por los siglos de sus horas,
por quien guarda
la llave prometida.
4
Si cuerpo mide el obsesivo borde
si cuerpo atrapa a la igual en su contorno,
no es más río el agua
ni aire el tibio respiro.
5
Mi cuerpo se mece en u sobre tu carne
i vuelve al pliegue de la doblez en tu racimo.
Pero no vuelve, se aísla
al final del verbo posesivo.