* Poemario inédito.
Padres
Lozanía entre fulgores de amor
atraen sus rostros, miradas silbantes de regocijo
por sus hijos
desde el pueblo verde aquel,
el amazónico,
fluyendo en aguas que proveen el sustento diario,
papayas y papagayos encienden
sus corazones
de un latir inefable, deleitoso, proliferante
¿di, viejo?
El de las cejas pobladas y el bigote a lo Javier Solís,
boleros, valses y rancheras
escuecen tus pies junto a los de «muñequita»,
que rumbea un mambo que para qué te cuento,
cuñadito,
consecuencias de la carapulcra,
y el pisco, la chicha y la chela.
Sabiduría, gaya ciencia costeña
del norte peruano.
Pero el recuerdo despierta emociones firmes, tácitas,
de puercoespín,
ahíto el hogar de soles rojos, naranjas,
verdes olas del mar en Pacasmayo y Chepén,
como verdes los espinosos brazos de mi cactus
y el suave caparazón de mi charapa
¿no, mamá?
Leonor sonríe
Platal de arroz con pato nutrido en buena sazón.
O cebiche de caballa ahogando su picante
en el ardor de un buen chupito de
aguardiente de caña
o unos buenos tanganazos de chicha de jora
macerada meses con una cabeza de cordero.
El fogón de kerosene ya presto.
Lejos de la memoria
esa luz del candil iluminándonos sobre
la rústica mesa de madera
mientras juegan nuestras sombras
en las paredes de adobe el oscuro juego
del destino y el desconcierto.
Cuac, cuac de los patos; cui, cui de los cuyes
en el corral con pozo ciego
y hamaca bien durmiente de soles
y siestas digestivas o sólo perezosas
de atención y comedimiento.
En la puerta del fondo, la que da a la acequia,
y a los cañaverales bordeados de ciruelos y mangos,
Leonor sonríe
pelo cano
y en sus ojos
negrísimos de tan claros
el cielo protector:
sabiduría de vida
Abuela.
De noche tu estrella titila sobre mi sombra noble.
Amasada hace ya tantos años
por tu calor norteño de tierra
tu olor de mar y viento
y amor abrasador
Abuela.
Juanito el caminante
I
Travesuras de niño marinero
protegido del manto verde que rodea Iquitos.
Una libra peruana de oro
ciega tus pucheros imantando la lluvia
y tu mano indica la línea del río
horizonte y vapores
descomunal sierpe líquida
humedece tu calor amazónico.
Andanzas de niño marinero
abuelo,
el inmortal.
II
Canoa sobre el río, canoa sobre el río, canoa sobre el río.
Días y noches inmemoriales
agua y estrellas fugaces
máuser al hombro, Juanito,
navegas y navegas
Huallaga, Marañón, Amazonas
compras y vendes
Iquitos, Yurimaguas, Juanjuí.
En casa, Teresa y los niños
aguardan.
Pasan los años, y de puro cansancio,
navegas solo por el pueblo.
Clases por aquí, medidas y cortes de tela
por allá.
Maestro sastre
entallado
hilo y aguja
tu Singer pedaleas
abriendo/cerrando
surcos en tu rostro
de inmortal,
abuelo.
III
Te jubilas.
Tus ojos verdes se vuelven grises.
Lima, sin lluvia.
Unas rubias de vez en cuando
unos libros de cuando en vez.
Y en casa, como siempre,
Teresa te aguarda, Juanito,
travieso niño marinero
navegas en canoas de sueño
pedaleas y pedaleas
pendes de un hilo
máuser al hombro
Teresa te espera
una rubia más
tus ojos grises
verdes se alejan
te beso
abuelo,
el inmortal.
Huaino del inmigrante
Con el «Guanchaquito de pecho rojo»
y la «Rosa roja», del Dúo Arguedas
voy zapateando de lo lindo por las Españas
y las Europas, mamita linda.
Ya sé que aquí no hay grandes choclos
ni papa a la huancaína ni cebiche
pero qué le hacemos, también tienen sus cositas
como una buena paellita, un gazpacho bien frío
o el mero a la vizcaína que se parece mucho
al mero a lo macho
de verdad, mamita linda
y si nosotros tenemos nuestra prodigiosa Pachamanca
ellos su jamón ibérico de pata negra
una delicatessen
mamita linda
por la comida no te preocupes
hasta he subido unos kilitos
por el idioma tampoco
mamita linda
igual nos entendemos, a trompicones
pero nos entendemos
aunque al comienzo me daba mucha risa
cuando tenía que decir curro
para buscar una chambita pues
mamita linda
o aprender a decir joder
(disculpa la lisura mamita)
en vez de pucha
ordenador en vez de computadora
nevera en vez de refrigeradora
móvil en vez de celular
pero lo que sí ya me ralló ya
mamita linda
fue decir U dos
en vez de yu tu
o Ce De, De uVe De
en vez de Si Di, Di Vi Di
pero ya me estoy acostumbrando
especialmente cuando tomo mi cervecita
que aquí le dicen caña
que viene con su tapita
(no creas mamita linda que sirva para cubrir algo
sino que es una comidita que a los españoles les gusta
invitar porque dicen que el que bebe
tiene que comer. ¿Qué bacán, no?
mamita linda).
Lo malo es que si tomo muchas chelas
luego dicen que estoy pedo
(disculpa otra vez la lisura, mamita)
y eso ya no me gusta
porque, en verdad, estoy huasca
zapateando de lo lindo, con el «Dúo Arguedas»
por las Españas y las Europas
mamita linda.