Literatura

Ciberayllu
19 abril, 2009

Tres poemas

Sandro Chiri

 

Santa Rita de Palermo viaja en un Fiat naranja

 

De voz bonaerense y

de ufana cabellera,

Santa Rita de Palermo,

deambula silenciosa y cabizbaja

entre recelosas misioneras

de cavernas celestiales.

 

Muchacha de mirada herida,

y fingida alegría,

Santa Rita de Palermo,

cruza rauda Vía Roma

en su Fiat naranja, en su Fiat veloz,

mientras mi corazón

(esa bomba de tiempo)

era melancolía.

 

Su norte es siempre confuso,

Santa Rita de Palermo,

su norte es una callada guitarra

de doradas cuerdas

que fue pausa y tristeza,

que fue silencio y agonía

al pie del adiós.

 

Lozana y con lentes de contacto,

en vano traté de acercarme a su sombra,

en vano traté de besarla en Piazza Maggione;

de persuadirla en el Mirador de Monreale,

Santa Rita de Palermo.

 

Para mis ojos era la única Santa de la ciudad.

 

La Poesía

Quiero escribir, pero me sale espuma
César Vallejo

Así me han dicho que es Ella,

como la muchacha espigada y caprichosa

que uno espera y no llega a la cita pactada,

 

o como el vaso de agua que empujamos

sin querer y nos baña

la única prenda decente,

 

o como el número de teléfono

que inútilmente rumiamos

mientras el bus tarda en la noche,

 

o como la primera novia que uno reencuentra,

desafiante y maquillada,

después de años,

en una librería de viejo,

quizá divorciada y feliz,

 

o como una terca goma de mascar

que se aferra a la suela del zapato

y nos asfixia en silencio,

 

o tal vez como la violenta lluvia gris

de primavera que maldice y huye,

 

o como el automóvil

que nos juega una mala pasada

en un camino inhóspito y solitario,

 

así, La Poesía, tan pálida y cruel,

demora, maltrata o silba su

extraña canción.

 

Una secreta luz

 

Una secreta luz que nace

en tus ojos me habla

de la asolapada fiebre

que invade tus entrañas y devora,

como el pasajero amor

de las esmeraldas en Magdalena.

 

Tú, la reina de las Calandrias,

sobrevuelas mi pálido cielo,

débil como un crepúsculo en invierno,

triste como un cuerpo laxo en el quirófano.

 

Así, las noches pasan,

mientras un boleto silencioso

aleja mis cenizas de la Patria,

pero tú te resistes

con tu vital sonrisa 

y reclamas

en medio de la niebla

una caricia o un grito

tal vez como el único gesto digno del camino.

 

* * *

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© 2009, Sandro Chiri
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Cita bibliográfica sugerida para este documento:

Chiri, Sandro: «Tres poemas. Poesía» , en Ciberayllu [en línea]

810 / Actualizado: 19.04.2009